Se avecinan problemas para el gigante del e-commerce Amazon y la culpa es de su CEO, Jeff Bezos. Quizá le extrañe leer esto pues, Bezos siempre ha tenido una buena imagen pública que transmitía ser un tipo carismático, un líder comparable a grandes figuras como las de Steve Jobs o Bill Gates.
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce tras esa sonrisa permanente y es que, tras la publicación de un reportaje en The New York Times en el que se le describía poco menos que como un tirano ha despertado una enorme atención por parte tanto de los medios como, por supuesto de los consumidores.
En el texto se destacaban las frecuentes penalizaciones a los empleados por “distraerse” tratando de curarse de graves enfermedades que padecían ellos mismos o sus familiares. Bo Olson, marketero de la empresa, refrenda estas acusaciones asegurando que “prácticamente a cada persona con la que he trabajado la he visto llorar en su mesa de trabajo”.
Bezos ha salido rápidamente al paso desmintiendo la información publicada y lanzando un comunicado a sus empleados en el que explicaba: “No reconozco ese Amazon y espero que vosotros tampoco”. Algunos trabajadores también han defendido la honorabilidad de Bezos a través de LinkedIn Pulse.
Sin embargo, el caso ya ha calado demasiado hondo y, lo cierto es que Bezos se enfrenta a un grave problema de reputación y credibilidad que tendrá que resolver cuidadosamente para que su negocio no salga perjudicado.
Sin embargo, no es la primera vez que saltan este tipo de informaciones a primera página, denunciando las prácticas poco éticas de la compañía hacia sus trabajadores pero aunque no sentaron del todo bien a Bezos, no llegaron a causar mayores daños de reputación al carecer de la fiabilidad de una marca como The New York Times.
Mientras que este reportaje hace unos años no hubiese tenido la repercusión que ha generado, hoy en día, es mucho más que una crisis corporativa. Los consumidores, liderados por los millennials se preocupan cada vez más por las culturas corporativas de las empresas y por su compromiso con la sociedad. De esta manera, el 59% asegura que la ética de una empresa es decisiva en su decisión de compra de sus productos.
Actualmente, comunicar la cultura corporativa se ha vuelto un factor cada vez más decisivo para los consumidores que puede hacerles cambiar sus hábitos de compra de una manera mucho más contundente que cualquier campaña de marketing. Se trata de un valor verdaderamente poderoso que es necesario comunicar, eso sí, siempre y cuando sea real.
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