Existen diversas maneras de hacer sitios más divertidos y estimulantes de cara al usuario, utilizar SVG es una de ellas y puede ser bastante interesante de aprender, aunque ya estemos acostumbrados a otros formatos.
Muchos webmasters opinan que Dios creó el Universo usando la tecnología Flash, propiedad de Macromedia, pero mucho me temo que eso no es del todo cierto. Al margen de las exquisiteces dinámicas e interactivas de la famosa extensión .swf, existen otros formatos que hacen de los sitios online lugares más divertidos y estimulantes de cara al usuario. Para empezar, el lenguaje javascript, combinado con opciones más convencionales y simples, puede convertir un sitio estático y aburrido en un lugar donde el navegante encuentra respuestas muy imaginativas a sus acciones en cada página que visita. La tecnología java también es útil, aunque a veces se emplea de forma innecesaria, consiguiendo que el usuario se irrite y se lo piense dos veces antes de volver al sitio.
Nota sobre java: Versiones antiguas de Netscape (la versión 7 parece que es mucho más rápida) resultan una especie de elefante lento y todopoderoso cuando se trata de mantener contactos íntimos con java. Un caso flagrante me ocurrió visitando una tienda en línea. Me propuso instalar un certificado para su programa en java, asumiendo que yo confiaba en ellos. En realidad hay muchas tiendas en la Red que me permiten hacer mis compras sin tomarse tantas libertades con la integridad de mi equipo.
Incluso las viejas páginas en html pueden ser un precioso paisaje lleno de gráficos bien diseñados, bonitos e incluso efectivos. Y de esto hay muchos ejemplos, ¿no es cierto? Al fin y al cabo, todo se puede reducir a una cuestión de creatividad o, dicho de otro modo, de cómo calibrar y combinar los valores de la belleza de nuestros sitios, y el peso que cada navegante está dispuesto a soportar antes de largarse a otro lugar.
Antes de describir algunas de las nociones tecnológicas que dan sentido a SVG, quizás sea necesario hacer referencia a una de las cuestiones que normalmente se debaten entre aficionados y profesionales del diseño web. De un modo simple, la idea es ésta: ¿realmente merece la pena el SVG? Muchos desarrolladores opinan que ya hay suficientes formatos gráficos y de animación para trabajar y ser creativos, de modo que, tal vez, inventar algo nuevo sea una pérdida de tiempo. Para cuando se haya pulido lo sufiente, dicen, ya no tendrá sentido, porque Internet habrá avanzado, la banda ancha estará más difundida, y las viejas aspiraciones de archivos con bajo peso habrán perdido toda su vigencia. A fin de cuentas, ¡podremos transferir ballenas enteras, dato a dato, a través de la Red! Es sin duda una cuestión interesante, pero debemos tener en cuenta todas y cada una de las características de SVG. Visto globalmente, es una gran idea. Pequeño y veloz, ingenioso y gratuito, con un firme soporte científico y el generoso apoyo de muchos expertos. Todo ello hace pensar que, en efecto, intentarlo merece la pena.
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