Quizás sea porque son peligrosas, sobre todo si estamos en el campo. O puede que se deba a su escasa frecuencia. O a su innegable belleza. Quién sabe. Lo realmente importante es que tomar fotos durante las tormentas que se producen por la noche tiene un atractivo que suele enganchar a quien lo prueba.
Como la mayor parte de los lectores de Xataka Foto sabéis, tomar una fotografía durante la noche realmente buena no es fácil, y si lo que queremos retratar, además, es una tormenta, la dificultad es aún mayor. De hecho, lo ideal es asumir que cabe la posibilidad de que volvamos a casa con las manos vacías, sin una instantánea aprovechable. Pero, si somos mañosos y se dan las circunstancias propicias, podremos conseguir un puñado de fotografías fantásticas. Estos son nuestros consejos para conseguirlo.
Primero, la seguridad
Antes de agarrar nuestro equipo fotográfico y salir de casa dispuestos a acercarnos o, incluso, adentrarnos en una tormenta, debemos tomar algunas precauciones que, aunque seguramente ya conoceréis, no nos viene mal recordar. Ante todo, debemos vigilar nuestra seguridad. Vamos allá.
- Si es posible, utiliza un calzado con suelas de goma. Este material es aislante y no conduce la corriente eléctrica.
- No utilices un trípode de carbono durante una tormenta. Este material se emplea para fabricar los pararrayos debido a que los atrae. Usa mejor un trípode de aluminio o basalto, por ejemplo.
- Recuerda que debes protegerte a ti mismo y el equipo de la lluvia. No olvides coger uno o dos paraguas y un cobertor especial para proteger la cámara y la óptica.
- Si vamos a tomar fotografías durante una noche de tormenta en el campo debemos alejarnos de los árboles, sobre todo de los solitarios. Se comportan como auténticos pararrayos.
- No lleves objetos metálicos encima.
- No utilices el teléfono móvil, sobre todo si te encuentras al aire libre.
- Aléjate de las zonas con grandes acumulaciones de agua, como ríos o lagos.
- Si se intensifica el número de rayos y, por la razón que sea, crees que corres peligro, refúgiate en el interior de tu coche y cierra bien las puertas y las ventanas. Las cubiertas de caucho de las ruedas no conducen la corriente eléctrica.
Y, por fin, nuestras fotografías
Como decía antes, en las circunstancias en las que se produce una tormenta es difícil prever qué resultado vamos a obtener. Cuanto más cerca estemos de la zona de descarga eléctrica, más impredecible será todo, por lo que lo ideal es colocarse a una distancia prudencial que nos permita tomar buenas fotografías de los relámpagos con seguridad. Las instantáneas de ciudades «bombardeadas» por los rayos suelen ser realmente bellas y se pueden tomar desde una distancia considerable.
Nuestra mejor aliada al enfrentarnos a un escenario tan complejo como es una tormenta nocturna es la experiencia, pero hay varios consejos que pueden resultarnos de utilidad al plantear nuestras primeras fotografías. A partir de ahí podemos ir depurando nuestra técnica poco a poco. Este es un buen punto de partida:
- La exposición va a ser larga, por lo que, como es evidente, es necesario utilizar un trípode.
- Comienza utilizando una abertura de diafragma media, de, por ejemplo, f/8 o f/11.
- Selecciona un valor de sensibilidad ISO bajo para evitar que aparezca ruido en la toma. Los valores 100 y 200 ISO son dos buenas opciones, que compensaremos exponiendo durante el tiempo suficiente.
- La exposición óptima suele variar entre varios segundos y un minuto (lo que nos permitirá capturar varios relámpagos simultáneamente), por lo que puede ser interesante utilizar el modo Bulb de la cámara. El tiempo de exposición adecuado puede variar considerablemente en función de la luz que refleja la luna y del número de relámpagos, por lo que suele ser una buena idea comenzar exponiendo durante unos 10 segundos. Una vez que tengamos nuestra primera fotografía podremos utilizarla como referencia para decidir si debemos incrementar la exposición en las siguientes tomas.
Como decía antes, estos consejos son un buen punto de partida, pero a partir de ahí lo interesante es practicar. La fotografía nocturna en general abre ante nosotros un abanico muy amplio de posibilidades creativas, como, por ejemplo, el doble enfoque. Más adelante, en otro post, profundizaremos en algunas de las técnicas avanzadas.
Por si tenéis curiosidad: la imagen que abre el post ha sido tomada con una D90 de Nikon utilizando un objetivo Nikkor 18-105 mm f/3.5-5.6G con una longitud focal de 18 mm, f/22, 200 ISO, filtros CPL y ND, y una exposición de 39 segundos en modo Bulb.
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